domingo, 2 de junio de 2013

ESTADO: ELEMENTOS


ESTADO
ELEMENTOS DEL ESTADO
Debido a que el concepto de Estado es fácilmente identificable a través de sus elementos.
Los elementos del Estado son tres: A) el territorio; B) la población; C) el poder etático o poder del Estado.
A) Territorio
El territorio es el espacio comprendido dentro de los límites del Estado.
El territorio comprende: I) la superficie; II) el subsuelo; III) el espacio aéreo.
I) Superficie
En el caso de la superficie, sus límites pueden ser: 1) naturales; 2) artificiales:
1) Los límites naturales son accidentes geográficos que se aprovechan para establecer la línea divisoria que separa los territorios de dos Estados.
Estos accidentes geográficos notables pueden ser una cadena montañosa (cordillera), una cuchilla, un río , etcétera.
Por ejemplo, la cuchilla de Santa Ana y el Río Yaguarón se establecen como límites entre Uruguay y Brasil. El Río de la Plata y el Río Uruguay limitan los territorios de Uruguay y Argentina. La Cordillera de los Andes limita los territorios de Argentina y Chile.
A veces se consideran criterios diferentes para establecer cómo estos límites dividen los territorios de dos Estados. En el caso de los ríos puede considerarse que la línea divisoria o fronteriza coincide con la mitad del
río o con el canal más profundo. Este último es el criterio que se adoptó para el caso del Río de la Plata, lo que perjudica a nuestro Estado, puesto que el canal está mucho más cerca de la costa uruguaya que de la argentina.
Tratándose de cordilleras puede tomarse como referencia la línea que une los picos más altos o puede considerarse la línea que separa las vertientes de los ríos que corren por la cordillera.
Cuando los Estados limítrofes tienen distintos criterios, deben solucionar el problema mediante un tratado o someter la decisión del conflicto al arbitraje de un tercero, por lo general, un gobernante o un órgano de otro
Estado .
Es fundamental evitar un conflicto o solucionarlo por medios pacíficos.
Como veremos más adelante, nuestra Constitución establece que el Estado uruguayo debe priorizar absolutamente los medios pacíficos, entre ellos el arbitraje, para solucionar las diferencias que surjan cuando se celebra un tratado con otro Estado.
En el caso de los mares, se determina hasta dónde llega el mar territorial del Estado y dónde comienza el denominado mar libre. Hay muchos criterios para establecer este límite, por ejemplo, el espacio que se encuentra sobre la plataforma submarina, que es la continuación geográfica de la superficie territorial debajo del mar; también se dispone una cantidad determinada de millas marinas: doscientas, cuatrocientas, mil, etcétera. Uno de los métodos más antiguos es la distancia máxima del alcance de un tiro de cañón. Por supuesto, este sistema no tiene sentido en la actualidad, ya que los cañones fueron sustituidos por los misiles y estos pueden llegar de un continente a otro.
El mar contiene riquezas y por eso el tema del mar territorial tiene mucha importancia. Por ejemplo, el Uruguay cuenta con una enorme riqueza ictícola (pesca) y, por lo tanto, le conviene un mar territorial (bajo su control) amplio. En cambio otros Estados tienen nulo o escaso mar territorial o no cuentan con riquezas marítimas importantes o no pueden cubrir con ellas las necesidades de sus grandes poblaciones; por eso se interesan por una mayor extensión del mar libre, donde puedan actuar sin restricciones.
Los llamados países del “primer mundo”, por lo general, poseen poderosas flotas mercantes e importantes elementos de industrialización y siempre tratan de imponer sistemas que les permitan actuar con la mayor libertad posible.
El desacuerdo entre los Estados puede provocar la confiscación de la riqueza obtenida y los instrumentos respectivos, sin descartar las actividades claramente calificadas como piratería .
El mar también puede ser un elemento estratégico de gran importancia y eso genera también desacuerdos y conflictos.
También es necesario establecer criterios, por lo general mediante acuerdos y tratados, en el caso de los mares interiores, lagos, lagunas y golfos.
2) Los límites artificiales son los que se establecen sin utilizar accidentes geográficos. Por medio de tratados se disponen líneas fronterizas que se marcan con mojones. A veces una calle o una avenida divide los territorios de dos Estados, como en el caso de las ciudades de Rivera y Santana do Livramento o el Chuy uruguayo y el Chuy brasileño, que urbanísticamente componen, en ambos casos, una sola ciudad con distintas denominaciones.
En realidad, todos los límites tienen mucho de artificial, ya que siempre es el ser humano el que los establece. La diferencia entre los denominados “límites naturales” y los llamados “límites artificiales” sólo está dada por la utilización o no de accidentes geográficos para su determinación.
Si bien corrientemente los términos límite y frontera, se utilizan como sinónimos, cada uno de ellos posee un sentido propio y por lo tanto distinguible.
El significado más ajustado del término límite es el de la línea imaginaria que separa los territorios de dos Estados. Esta línea puede correr, como vimos, por sobre un accidente geográfico notable o puede fijarse a partir de mojones en el terreno. Más allá del criterio aplicado, el límite es la división, a partir de la cual determinamos si un espacio físico corresponde a uno u otro Estado.
Cuando hablamos de frontera, en cambio, nos referimos a una porción de territorio que, por ubicarse en la zona del Estado más cercana al otro, se encuentra imbuido de la cultura de uno y otro país. La noción de frontera no es principalmente jurídica, como lo es la de límite, sino que tiene que ver más con aspectos sociales y económicos. La frontera es una zona geográfica en donde actúan fuerzas organizadas que participan en la vida de las poblaciones de un lado y del otro del límite. Incluso la propia población, en la frontera, adquiere una dinámica particular y de hecho se moviliza hacia y desde un lado al otro del límite. Y en la zona fronteriza el intercambio no es sólo de personas, sino también de bienes y servicios, a partir de lo cual con el transcurso del tiempo se construyen solidaridades e intereses comunes y el simple intercambio se transforma en una interdependencia.
En virtud de estas implicaciones sociológicas, aludir a la frontera supone fundamentalmente reconocer la existencia de vínculos intensos de una comunidad humana con otra que, siendo vecina, pertenece a otra jurisdicción estatal.
En consecuencia, la frontera es un concepto y una realidad compleja, pero que siempre constituye un espacio de actuación compartida, escenario de una densa trama de relaciones económicas, sociales y culturales, pero un espacio cuya delimitación, por lo mismo de existir allí una relación dinámica, sólo puede ser establecida en forma aproximada y transitoria, constituyendo su esencia el carácter cotidiano de dicha relación, la heterogeneidad de situaciones que en ella se constatan, su equilibrio momentáneo, y, consecuentemente, su permanente evolución en el espacio y en el tiempo.
II) Subsuelo
En cuanto al subsuelo, es la porción del territorio que se encuentra situado debajo de la superficie. Se lo determina como un cono invertido cuyo vértice se halla en el punto que marca el centro de la Tierra. En ese
punto teóricamente, convergen los territorios de todos los Estados del Mundo. En realidad, no sería un cono sino un poliedro irregular, dada, precisamente, la naturaleza irregular de los límites superficiales.
La importancia del subsuelo es muy grande por las riquezas que puede contener. Nadie duda de la relevancia económica que suponen las minas de metales o piedras preciosas o los yacimientos petrolíferos. El caso de
algunos Estados árabes es un ejemplo de ello. El subsuelo del Uruguay cuenta con algunos yacimientos minerales y existen también canteras de cal, pero, hasta ahora, no se han descubierto riquezas importantes. Sin embargo se ha hablado insistentemente de alguna mina de oro y hasta se plantea la posibilidad de yacimientos petrolíferos, pero hasta la fecha ningún cateo o exploración ha logrado resultados importantes.
III) Espacio aéreo
El espacio aéreo es el que se encuentra por encima del territorio superficial del Estado. Teóricamente estaría situado entre la continuación imaginaria de las líneas que parten del centro de la Tierra, pasan por los límites
superficiales y continúan hacia arriba.
No hay, hasta ahora, unidad de criterios en lo concerniente a la extensión de este territorio hacia lo alto. Algunos sostienen que llega hasta donde existe la atmósfera terrestre. Otros plantean que su extensión está limitada por el campo de gravitación terrestre y hay quienes lo entienden limitado por una cantidad determinada de kilómetros o millas.
La importancia del espacio aéreo es principalmente estratégica, aunque también puede tener implicaciones económicas.
El dominio de un Estado sobre el espacio aéreo supone que una aeronave extranjera que desee recorrerlo debe contar con la autorización del Estado poseedor de ese espacio. Por ejemplo, un avión de bandera uruguaya que se traslade hacia Santiago de Chile, debe transitar el espacio aéreo del Estado argentino y, por lo tanto, solicitar la autorización de éste. Por lo general, esas autorizaciones son genéricas y la creciente regionalización, los tratados multilaterales y los mercados comunes como el Europeo y el Mercosur facilitan las soluciones.
Debemos decir que el Uruguay no cuenta con importantes flotas aéreas, tanto en lo militar como en el ámbito mercante (transporte de personas y carga).
Por encima del espacio aéreo se encuentra el denominado espacio ultraterrestre, que se considera común a todos los Estados, es decir, se trata de una situación similar a la del mar libre. Los grandes avances de la ciencia tienden a modificar continuamente las teorías y la legislación internacional al respecto. Podemos comparar a la Tierra con un melón. Cada Estado sería una tajada. La cáscara la superficie y la pulpa el subsuelo. El espacio aéreo, tal vez el perfume que se huele pero nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde llega. Más arriba, sin fragancia, el espacio ultraterrestre.
IV) Aguas Jurisdiccionales.
Es la zona del mar adyacente a la costa con un máximo de 12 millas donde se extiende la soberanía del Estado ribereño. En cuanto a las aguas jurisdiccionales se señalan 3 zonas que delimita el Derecho Internacional:

1. Mar territorial – en él el Estado costero ejerce plena soberanía; se extiende desde la costa hasta las 12 millas; esta soberanía en el mar territorial radica en el derecho de libre paso inocente que poseen los otros Estados por lo cual el Estado costero debe permitir la navegación de otros barcos de cualquier bandera por su mar territorial, siempre que ese pasaje sea a lo únicos efectos de la navegación.
2.  Zona contigua – es la que se extiende inmediatamente después del mar territorial y llega hasta una distancia máxima de 24 millas de la costa.
Zona económica exclusiva – se extiende desde el límite exterior del mar territorial hasta una distancia de 200 millas; el Estado ejerce fuertes derechos de soberanía a los efectos  económicos y los otros países poseen el derecho de ejercer actividades que permitan el comercio pero sin afectar al Estado costero.
Importante: el Estado no solamente posee derechos sobre las aguas jurisdiccionales, sino también sobre el subsuelo y el espacio aéreo, luego de la zona económica exclusiva existe alta mar con un régimen abierto para la navegación de todos los países.

B) Población
La población del Estado está integrada por todos los individuos de la especie humana (personas) que se encuentran dentro del territorio estatal.
Integran la población del Estado tanto las personas que residen en el Territorio como quienes se encuentran en el mismo transitoriamente, de paso. Estas últimas personas componen la que se denomina “población flotante”, que fluctúa constantemente. Tomemos como ejemplo, un individuo que viaja en avión desde Europa a la ciudad de Buenos Aires. La aeronave hace escala en el aeropuerto de Carrasco (territorio uruguayo). Ese individuo, mientras permanece en el aeropuerto, forma parte de la población del Estado uruguayo y está sometido a las normas que integran nuestro Orden Jurídico. En cambio, un residente en el territorio uruguayo, aún un ciudadano uruguayo, mientras permanece en el territorio de otro Estado, deja de pertenecer a la población del Uruguay en integra la del Estado donde se encuentra en forma transitoria.
En definitiva, todas las personas que están dentro de los límites del Territorio de un Estado, integran la población de ese Estado y deben respetar sus normas jurídicas, sean residentes o pasajeros, mayores o menores de edad, ciudadanos o no.
El elemento población corresponde al conjunto de personas sobre el cual se aplican las normas jurídicas del Estado. Aquí radica su principal trascendencia para el Derecho. Los sujetos que integran la población del Estado uruguayo, por ejemplo, en cualquiera de las categorías señaladas, se hallan obligados a cumplir con lo dispuesto por su Constitución, sus actos legislativos y reglamentarios.
El concepto nación es distinto al de población. Ya vimos que integran la población todas las personas que están dentro del territorio del Estado. Se considera “nación”, en cambio, a un conjunto de personas que tienen ciertos caracteres comunes: pasado histórico, etnia, idioma, religión, etcétera.
La nación puede o no coincidir con la población de un Estado. Por ejemplo, el Estado uruguayo tiene una población pequeña (3.240.887 habitantes, según los primeros datos del censo de 2004) y muy homogénea;
por lo tanto puede decirse que es una nación. Incluso tal vez integre una nación más amplia, con el litoral argentino, la Provincia de Buenos Aires y el sur de Brasil. Esta fue la visión de Artigas, que nunca se pudo concretar.
En cambio hay Estados con una enorme población, como China, India, etcétera, que contienen varias naciones, con distintas razas, religiones y costumbres. En Latinoamérica tenemos el caso de Brasil, donde los indígenas del Amazonas no tienen características similares al resto de los brasileños.
Y lo mismo ocurre con los aborígenes descendientes de los Incas, que ocupan regiones de Perú, Bolivia y el norte de Argentina; también es el caso de los Mapuches que integran comunidades específicas residentes en
el sur de Chile y Argentina.
En los Estados Unidos de Norteamérica también hay comunidades autóctonas, descendientes de las antiguas poblaciones nativas, que nunca se adaptaron totalmente al estilo de vida de ese Estado. Y hay, asimismo,
cantidad de hispanos con lengua, raza y religión diferentes.
En toda América hay, además, colonias italianas, alemanas, chinas y africanas, con distintos grados de adaptación e integración.
Hay en Europa países pequeños pero con gran densidad de población que, se dice, albergan varias naciones. Es el caso de Suiza, con cantones (especie de provincias) alemanes, franceses e italianos.
C) Poder del Estado
Se dice que el poder etático (del Estado) es único y soberano. En realidad, son dos cualidades que se suponen recíprocamente dado que el Poder significa la posibilidad del uso de la fuerza y éste es monopolio del Estado. El poder del Estado es único porque dentro del ámbito de su territorio y en lo concerniente a los individuos que integran su población, no hay otro poder que tenga igual o mayor valor que él; no existe otro poder coactivo, que pueda ejercer la fuerza.
La soberanía del Estado tiene dos aspectos.
En lo interno, significa que el poder etático está por encima de todo otro poder. El poder del Estado se manifiesta a través de las normas que integran el Orden Jurídico del Estado.
Las organizaciones privadas pueden establecer determinadas reglas, pero no pueden aplicarlas coactivamente, por la fuerza. Además, estas reglas no pueden modificar o contrariar las normas jurídicas dispuestas por el Estado. Un sindicato, una congregación religiosa, un partido político, un club social o deportivo, una empresa privada, pueden expulsar, destituir o suspender a alguno de sus miembros que hayan violado determinada regla interna, pero no pueden aplicarle sanciones coactivas. El Estado tiene el monopolio de la fuerza. Si alguien me debe dinero no puedo ir a su casa y llevarme un mueble o un electrodoméstico para cobrarme la deuda. Eso constituiría un delito. Debo pedirle al Estado que juzgue la situación y si realmente las normas jurídicas me amparan y así lo decide un órgano del Estado (a través, por ejemplo, de un Juez), entonces podré solicitar que él (el Estado) use su fuerza en mi favor y embargue, secuestre y remate los bienes del deudor para que yo pueda obtener mi dinero.
En su aspecto interno, entonces, la soberanía del Estado consiste en la superioridad de su poder. Soberanía significa lo más alto, lo más poderoso.
En lo concerniente a la integración del Estado en el Mundo, es decir, en lo que tiene que ver con sus relaciones con los demás Estados, la soberanía no significa lo más alto, significa igualdad. Todos los Estados son iguales entre ellos, en lo referente a su poder. Ninguno de ellos puede imponer sus normas jurídicas a otro, es decir, no puede ejercer su poder en el territorio de otro Estado y para la población de otro Estado. Si el Orden Jurídico de un Estado se aplica en otro Estado, esto significa que este último deja de ser soberano y por lo tanto deja de ser un Estado. Esta situación es la que se da en caso de invasión y colonización.
En definitiva, en su aspecto interno, soberanía del Estado significa superioridad; en el externo, en cambio, indica igualdad.
                                                                                                            Tomado de Derecho al Derecho de
                                                                                                                  Ademar Sosa - Gastón Mazza